jueves, 16 de julio de 2009

A vista de pájaro

El piloto, Antonio
Junio, dia 23. Estamos en Málaga haciendo gestiones y recibo una llamada de Antonio. Mañana a las 07:30 horas, si el pronóstico del tiempo no da un giro inesperado, nos vemos en Villanueva del Trabuco. Afirmo que allí estaré, puntual.

Dia 24. No he dormido bien, la idea de conocer el fin de la historia del primer título de la trilogía de Stieg Larsson me tiene en ascuas. A las cuatro y media de la mañana me he despertado. Con la excusa he leído un nuevo capítulo. El cielo está estrellado y la temperatura es agradable. Vuelvo a descansar, tengo que estar fresco, el día promete ser movido.

Son las seis y media de la mañana. Sólo se escucha el repetitivo canto del gallo que a todos nos tiene que hacer saber que es el primero en saludar al nuevo día. Miro por la ventana y veo los primeros rayos del sol clareando el horizonte y perfilando al este la sierra de Camarolos, los olivos se mantienen estáticos como figuras de madera, no hay brizna de aire y el cielo está de un azul intenso, con alguna caprichosa pincelada en blanco. ¡Hoy será un buen dia para volar!

Fases del despegue

Estoy con el tiempo sobrado, así que me refresco con una ducha rápida, tomo un tentempie, preparo la cámara de fotos, subo al coche donde compruebo que no me falte nada, y despacio recorro los pocos kilometros que me separan del destino, con la ventana abierta y respirando el aroma del bosque.

En el camino, agazapados, surgen inquietos un buen número de conejos que aprovechan las horas frescas del día. Un bando de perdices apeona entre los olivos junto al cortijo de John, “Millenium”. Al acercarme ya han desaparecido entre tomillos. Pasados unos metros, una enorme y atlética liebre sale del campo de cereales y pasa delante del coche como un cohete, la pierdo entre los olivos y la hierba alta y seca de los campos.

El sol con toda su fuerza sale tras las montañas. Marca el rumbo. Con los ojos entornados recorro el resto del camino.


Vista aérea de Villanueva del Trabuco

Enmarcado en un paraje rústico con una singular orografía, las sierras de San Jorge, Gibalto y Camarolos con diferentes alturas y orientaciones, nos separan del Mediterráneo y convierten a este lugar en uno de los mejores enclaves de Andalucía para la práctica del parapente, permitiéndonos disfrutar de un vuelo por sus cumbres durante horas. Y es que la comarca nororiental de Málaga, lugar donde se ubica el Cortijo La Cañada del Sacristán, ofrece numerosas actividades que iremos presentando en el blog, para todos aquellos que las quieran disfrutar.

Hoy nos toca realizar un vuelo en trike (parapente con motor , éste con una estructura para dos personas). Sobrevolando las localidades de Villanueva del Trabuco y Villanueva del Rosario, nos desviaremos al Paraje del Brosque, La hoz del arroyo Marín (ver articulo de febrero) y las lagunas de Archidona. Tocayos volando

Pertrechado con ropa de abrigo para protegerme de las bajas temperaturas de las alturas me presento en el campo de vuelo Aerojupamo, aeródromo que nos brinda su pista para despegues a pie o bien en trike, en Villanueva del Trabuco, a pocos metros de la salida 7 de la autovía que une las ciudades de Málaga y Granada. Mi tocayo llega unos minutos después. Hoy despegamos desde un lugar cercano donde las condiciones son más favorables.

Comenzamos el ritual de montaje y comprobación de todos los elementos de vuelo. A los pocos minutos aparece Javier, que con su parapente a motor va a realizar el recorrido con nosotros.

Todo está preparado, Javier despega y observo la facilidad con que vence la fuerza de la gravedad y se proyecta con suavidad al espacio, siento la ligereza en mi interior y le sigo con la mirada mientras va cogiendo altura.

Villanueva del Rosario, con la Sierra de Camarolos y el pico Chamizo (2º mas alto de Málaga, con 1641 mts.).

Es nuestro turno. Nos ponemos los cascos, fijamos los arneses, y con el motor en marcha notamos los primeros movimientos, sentimos como sube de decibelios el ruido del motor, a cada momento ruge con mas fuerza. El trike comienza a desplazarse por la pista, y el aire proyectado por las helices va elevando el parapente que controla con maestría Antonio. Cinco, veinte, cincuenta metros, vamos cogiendo velocidad, el aire golpea el rostro y palpita el corazón más rápido esperando el momento en que el trike comience a subir. Se ve cada vez más cerca el final de la pista, el traqueteo del contacto de las ruedas con la pista de tierra se suaviza y en un instante el trike cambia el ángulo y nos lanzamos en busca del cielo azul.

La sensación es alucinante, no tienes a nadie sentado delante, ni miras por una ventanilla, no funciona el aire acondicionado, ni hay puertas de emergencia. ¡¡¡Estoy volando libre!!! Sólo me ocupo de tomar fotos y copiar en el disco duro de mi mente las imágenes que se van sucediendo, donde los encuadres son sencillos, donde todo parece pincelado y bello, como si desde la distancia no pudiera uno percatarse de las terribles cicatrices que hemos producido en el mundo en el que vivimos, en esa sed ciega de codicia que todo lo inunda. Antonio nos pone rumbo al Trabuco.
Casco urbano de Villanueva del Rosario

En los primeros compases del trayecto tenemos a Javier “proa al Trabuco”, sobrevolando los campos de olivos que alcanzan hasta donde llega la mirada, solo contenidos por los parajes naturales y las paredes verticales de piedra de nuestras sierras que, junto a “La cueva de las grajas” en Archidona, suponen un lugar donde se encuentran diferentes vías de escalada de primer orden.

No doy tregua a la cámara, saco fotos a diestro y siniestro, mientras trato de vislumbrar aquellos lugares que me son conocidos; ahora desde otra dimensión descubro formas y rincones secretos para un ciudadano de a pie. Antonio me recomienda algunos planos y trucos, su experiencia y pericia tanto en el vuelo como en la fotografía me permiten sacar buenas imágenes de lo que
estamos viendo.
Vista cenital del Cortijo la Cañada del Sacristán

El resto del vuelo lo dejo a las fotografías, que por sí solas expresan más de lo que desde aquí podamos contar.

Hoz del arroyo Marín


Más tarde, recogido el material, mientras desayunábamos en El Cortijuelo, preparábamos nuevas excursiones para volar, la próxima quizás sin motor.

Vista del Pirineo con Archidona al fondo
Para todos aquellos que estén interesados en conocer el club y las actividades aéreas que se practican, dejo la dirección web del club de parapente “Vuelos y Artimañas” de Villanueva del Trabuco. http://www.trabucoparapente.es/.


Desearos a todos. ¡¡ Buen vuelo !!

A.O.S.
www.canadadelsacristan.com


P.S.: Agradezco a Antonio M. la oportunidad que me ha dado al poder volar con él. ¡Fue fantástico! . Y perdón por la calidad de algunas imágenes. Los contraluces siguen sin ser mi fuerte ;-)